Pensó que no la oía y dejó de
contarle las cosas más triviales.
Dejó de contarle lo que hacía, dónde
estaba o en qué pensaba. Con quién entraba y con quién salía.
Pronto dejaría, casi sin darse cuenta
ni ella misma, de contarle las cosas importantes.
Pensó que no la oía y dejó de
escuharle.
Pensó que no la oía y dejó de
quererle.
“Perdona, cariño – dijo - pensé
que no me oías”.
2 comentarios:
Acaso me conoces???
No tengo el placer...
Publicar un comentario