"Ahí va, brillar es su manera de existir" canta en el emocionante estribillo de "Después de soltarnos". Qué fácil lo pone Vanesa (cuesta no escribir La Vane para quienes la conocemos) para describir lo que vivimos al estar con ella. Porque eso es precisamente lo que sentimos después de "soltarla": brillar es su manera de existir.
Definitivamente lo de esta chica es "cuestión de piel", ya que ésta no para de erizarse cuando con su voz cálida, potente y cada vez más elegante describe y dibuja con matices historias paralelas a las nuestras, sentimientos reflejados en los espejos de cada uno de nuestros corazones y anhelos compartidos.
Aquella niña morena que empezó cantando en la tetería "El Harén" ponía anoche en pie a todo un Palacio de Deportes, el de su ciudad, recogiendo el cariño de su gente y la admiración de su público como respuesta a la energía, el buen hacer y la gracia que emanaba desde el escenario. Pero aún hubo algo más en toda esa magia que se creó anoche. Mi sensación es la de asistir a la consagración de una nueva estrella (malagueña para más inri) que brillará por mucho y que nos mantendrá ya "borrachos de amor" de por vida.
