martes, 21 de febrero de 2012

Cabezones 2012


Hablemos por un momento en serio (solo por un momento): ¿de verdad el negocio del entretenimiento no da para más en España? ¿ésto es lo mejor que nos pueden ofrecer los mas grandes profesionales en lo que se supone que debe ser la gala y la noche más espectacular de nuestro cine? Está claro que no, por lo que las cosas no se hacen del todo bien.
Si el primer año de Buenafuente me quedé mas o menos satisfecho, al segundo, coincidente con el 25 aniversario de los premios, le falto algo más, máxime tratándose de una fecha tan señalada. Quizá internet, Sinde y sus diferencias con el entonces Presidente empañaron la celebración.

Hace varios meses la Academia a través de las redes sociales sondeaba al público preguntando quién sería para ellos el/conductor(a) de los premios. No dudé ni un segundo en proponer a Eva Hache. Cara televisiva en su mejor momento, ágil, fresca (en los dos sentidos de la palabra), mordaz, con una vis cómica difícil de encontrar y, he aquí mi error, pensaba que era capaz de llevar la gala a terrenos cercanos a la genialidad de Rosa Mª Sardá (para mi la mejor conductora de los premios por los siglos de los siglos. Amén).

Siendo justos no podemos decir que Eva estuviera mal ni muchísimo menos. Mal estuvo Antonia San Juan, que nos amargó la noche. Pero a la Hache le faltó quizá ser más crítica, le faltó esa acidez de la que rebosa en La Sexta (quizá un cadena más libre) y que la hace mas brillante, mas genuina. Correcta y con algunos chistes buenos le faltó soltura en el conjunto, como si aquello le quedara grande a veces, quizá porque se iba dando cuenta que muchas de las bromas ya han sido usadas (ay, Twitter que a todos inspira!) y sonaban a algo ya oído varias veces. El resultado fue más o menos soportable, pero con esa sensación de “no ha estado mal”, muy lejos del “qué bien me lo he pasado, quedamos el año que viene” que se merecen nuestros premios.

Lo Mejor:

Sin duda las incursiones en las películas. Sí, imitación total a Billy Cristal (al que incluso nombró), pero es muy difícil a estas alturas no hacer referencia a uno de los mas grandes conduciendo premios y el resultado merecía la pena.

Lo Peor:

La escenografía, que me llevó a Los Goya de los 90´s. Qué manido está el temita del cine y qué poco aprovechada una escenografía que más que retro, como pretendía, resultaba antigua y un poco hortera.
Los números musicales. De toda la vida: “Manolete, si no sabes torear, pa que te metes”. Pues eso. La gala empezó con un número que pretendía ser gracioso, pero que da vergüenza ajena. Lo siento, pero no. Las cosas o se hacen bien o no se hacen. Único número de la gala, 364 días para montarlo y resulta algo que no se escucha, que no se entiende y que parece una actuación de colegio. Pues señores, mejor no. Del Rap mejor ni hablamos, que no sé de donde viene el empeño en que “los chicos” hagas siempre el ridículo. El pobre Resines soñará con esto... aunque después de “Cheers” está curado de espanto.

Tanto cambio de vestuario de Eva para qué? Eres Ana Obregón? En un año presidido por la crisis y total, para no hacer nada, quédate con el fantástico Smoking de David Delfín, uniforme ideal para una anfitriona con estilo. Porque el vestido-corsé y el traje de ojos (como si no tuviéramos bastante con los suyos, bien saltones) son para denunciarla por delito contra la sanidad pública o algo.

La falta de seguridad ya da hasta miedo. Después de que Jimmy Jump lo lograra el año pasado este año no ha habido un espontáneo, si no dos! ¿Alguién me explica como logra esta gente no solo colarse en en el Palacio de Congresos, sino llegar al escenario? Claro, que si se cuelan Sonia Monroy y Yola Berrocal me espero cualquier cosa...

Un último apunte: es curioso que hubieran dos grandes robos de protagonismo en la gala. Por una parte Santiago Segura se hizo con el personal en sus 5 minutos de intervención (por qué no tuvo ese guión la presentadora?!!). Y el momento Silvia Abascal, el más emocionante de la noche por encima del Goya de Honor.

Secundo las palabras del crítico que ha definido esta edición más cerca de “La voz dormida” que de la “La chispa de la vida”.  

2 comentarios:

Cotilla Cósmica dijo...

AMÉN, HERMANO!!

Pedro Alarcón Ramírez dijo...

A lo mejor hay que irse pensando en darle a Santiago Segura la conducción de la gala; fue fresco, pinchón, y hace el tipo de humor que da en el clavo y por el que nadie puede molestarse.

Pero vamos, que donde se ponga la Sardá... eso sí que lo secundo.