viernes, 11 de septiembre de 2015

De repente

De repente no eras tú.
A las fotos, las que nos hicimos juntos, se les fue el color. Los atardeceres dejaron de ser naranjas.
Y nuestra librería se llenó de libros en blanco y marcos vacíos.

De repente no era amor.
Los besos eran un acto reflejo, un ritual monótono. Los abrazos sólo cosa de uno.
Te sentía lejos aunque estuvieras a mi lado y no te oía, aunque me hablaras al oído.

De repente era yo.
El espejo me devolvía la mirada. Solté la cuerda para volar, venciendo miedos y vértigos.
Y la vida fue una aventura inesperada.


Y todo así, de repente...  

1 comentario:

Ernesto dijo...

De repente ya era un extraño.