martes, 16 de septiembre de 2014

Por fin!

Por alguna razón que ni yo mismo logro entender acabo de ver ENTERO el nuevo videoclip de Pablo Alborán. Destaco lo de ENTERO porque cuesta. Mucho. De hecho he llegado a la conclusión de que se llama “Por Fin” porque es exactamente lo que exclamas cuando acaba.

Para no hacerte pasar por una experiencia anodina y soporífera te lo resumo facil en sencillos pasos.

    1. Pablo caminando sobre la arena mostrando lo que me temía desde hace tiempo: tiene pies de Hobbit.
  1. Momento croma mas falso que un embarazo de Marujita Díaz, parte durante la cual dudas de si estas viendo un video musical o un anuncio navideño de Canal Sur. Otra posibilidad es que fuera rodado en el estudio de “Gumersindo”, afamado estudio fotográfico de la Cruz de Humilladero. No sería de extrañar a juzgar por el fondo, tan similar a los utilizados por el artista en los reportajes de Comunión que lucen siempre en sus escaparates.
  2. El piano antiguo, cuyo envejecimiento parece salido de algún taller de manuelidades de una Asociación de Vecinos le da la bienvenida antes de que una tormenta se cierna sobre ellos y OH! -gesto de sorpresa súper natural- comienza a llover mientras todos esperamos ver aparecer al fondo a Ruth Lorenzo con un sample de “Dancing in the rain”.
  3. Pablito se convierte en Mister Camiseta mojada y es inevitable pensar que a pesar del despropósito el chico está para hacerle un favor. ¡A pesar incluso de la indumentaria de campo de concentración y los ricitos tipo surfero de Pedrega que me lleva!
  4. Mi momento favorito llega con la vuelta del sol, con el que crece de la nada y a una velocidad digna de Pandora de vegetación. Las enredaderas, los potos y demás plantas, compradas literalmente de un bazar chino, decoran con extrema gracia el piano ya de por si chirriante y yo sólo puedo pensar en esos programas matinales muy de los 90 (“De tú a tú”, “Día a día”, etc) en los que tras los enormes flequillos de Maria Teresa Campos, Nieves Herrero o Consuelo Berlanga siempre asomaba alguna enredadera contrahecha trepando sobre alguna reja, muy del gusto de aquella época pre-Divinity.

Querido Pablo, del video solo te salvas tú, tú y nada más que tú.

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